La capacidad de España de liderar la producción de hidrógeno en Europa se consolida con fuerza, no solo por su situación geográfica, capacidad tecnológica y amplia base industrial, sino también por el gran número de proyectos emergentes. Iniciativas fundamentales, entre las que destacan los Valles de Hidrógeno que, según el censo realizado por la Asociación Española de Hidrógeno, en 2023 supondrían un 34% del total de proyectos registrados.
A pesar de la carencia de un único registro que recopile todas las iniciativas que podrían definirse como valles de hidrógeno, según el director de Proyectos de la Asociación Gallega del Hidrógeno (AGH2), Carlos Pozurama, existen muchas propuestas que podrían cumplir con las características básicas de los valles, ya que integran en una zona determinada, la producción energética y usos diversos del H2 renovable.
Además, Pozurama ve en los valles de hidrógeno el instrumento que permitirá la distribución y el aprovechamiento óptimo de la energía generada en un Estado, al tiempo que contribuye a la cohesión del territorio.
Es un ecosistema de hidrógeno localizado en un área geografía concreta, en el que concurren la generación, la distribución y el consumo del hidrógeno por diferentes operadores, de manera coordinada y abarcando, en media de lo posible, toda la cadena de valor. Es decir, puede existir un valle de hidrógeno si en una zona, comarca, polígono… de forma simultánea se produce hidrógeno, distribuye y conviven diferentes consumos de ese vector energético, como podrían ser para usos industriales y movilidad, entre otros.
Existen diferentes censos en España y también a nivel mundial, pero en ellos no se encuentran todos los valles de hidrógeno que realmente existen. Esto es debido a que, en la mayoría de los casos, se trata de proyectos sin ejecutar, por lo que las listas podrían sufrir variaciones con cierta regularidad, dependiendo de la intención de comunicación de sus propios promotores.
La Asociación Española del Hidrógeno ha elaborado un completo Censo de Proyectos en el que se clasifican algunos. También, a nivel internacional, encontramos la Mission Innovation, iniciativa global entre la UE y otros 23 países, que se marcó el objetivo de constituir para 2030, 100 valles de hidrógeno a gran escala, en todo el mundo. De ellos, ya figuran en la actualidad 98, que está distribuidos en 36 países en el mapa del Clean Hydrogen Parthership.
Pero, si miramos los proyectos de España, no coinciden completamente ambos censos, hay proyectos a nivel nacional que no figuran en el internacional, y hay proyectos que no figuran en ninguno de los dos, seguramente a medida que avance el desarrollo del sector, las listas se irán unificando.
Así es, cada valle tiene sus peculiaridades dependiendo del territorio en el que se establece.
Por ejemplo, uno de los primeros valles en la península corresponde al del Corredor Vasco del Hidrogeno. Esta es una iniciativa impulsada por una gran empresa tractora, con un proyecto propio de gran escala, que ha sumado a su proyecto otras muchas organizaciones de toda la cadena de valor y cuenta con el apoyo de las administraciones públicas.
Otro modelo es el denominado Green Hysland, que despliega el ecosistema del hidrógeno en la isla de Mallorca. En este caso, a partir de la generación solar fotovoltaica se ha constituido un sistema de distribución y consumo que abarca el sector turístico, el del transporte, el ámbito industrial y el energético de la isla. También incluye la inyección de gas en la red, para la posterior generación de calor y energía verde.
Los modelos suelen ser siempre ad hoc.
En el mapa de la Asociación Española del Hidrógeno que he citado anteriormente figuran 2 proyectos catalogados como valle, el proyecto H2Pole localizado en As Pontes y el H2 Meirama en Cerceda, ambos íntegramente de iniciativa privada. En el mapa de Clean Hydrogen Parthership, ninguno.
Esto no quiere decir que en Galicia no haya otros proyectos y conjuntos de proyectos que puedan llegar a establecerse como valles, simplemente que, hasta la fecha, esa consideración no se ha producido.
El desarrollo de valles de hidrógeno puede partir de iniciativas totalmente privadas o de colaboraciones público-privadas. Hablamos de unir producción y consumo diverso de hidrógeno, no es simplemente un binomio industrial de generación-consumo. El valle permite abrir y generalizar el uso del hidrógeno en el territorio en el que se establece, por lo que, desde la Asociación Gallega del Hidrógeno, consideramos importante la participación pública en este tipo de iniciativas.
No hay un modelo único de Valle de Hidrógeno para Galicia, de hecho, podría haber múltiples modelos de valle. Estos dependerán del enclave geográfico concreto, del tamaño y de la propia naturaleza de los proyectos.
Hay que señalar que la constitución de un valle no pasa necesariamente por proyectos de gran envergadura, eso no figura en la definición de valle, pasa por la generación, distribución y diversos consumos dentro de un marco geográfico concreto.
Un modelo podría ser el de un valle que orbita alrededor de un gran proyecto de producción que, además de un consumo industrial de gran escala para el que se ha diseñado, cuente con otros consumos diferentes dentro de su red de acción y distribución.
El segundo modelo, podría partir de una generación de menor escala y una distribución y consumos diversos acordes con la misma. Este tipo va muy ligado, en su concepto, a las Comunidades Energéticas.
Podríamos añadir otros múltiples tipos de valles de hidrógeno, con la combinación, en diferentes grados, de los dos descritos.
Volviendo a la pregunta, para la constitución de valles de hidrógeno se necesita la confluencia en una zona de necesidades de consumo energético, junto a la posibilidad de generación energética renovable, y a partir de esos ingredientes: zona, consumo y generación de energía, se puede empezar a construir el ecosistema que llamaremos valle.
El valle permite abrir y generalizar el uso del hidrógeno en el territorio en el que se establece, por lo que consideramos importante la participación pública en este tipo de iniciativas.
Más que para el desarrollo energético del país, lo son para que ese desarrollo energético repercuta en su entorno. Los Valles de Hidrógeno son el instrumento que permitirá y facilitará que la energía generada en un Estado sea perfectamente distribuida y aprovechada, vertebrando el territorio, al facilitar el aprovechamiento de la energía renovable a nivel local y en aquellas actividades de difícil electrificación.
Indiscutiblemente, sí, coincido con ella. Siguiendo con la idea ya descrita, el desarrollo de un valle de hidrógeno es el modo más integrador entre la generación energética, la industria de cualquier escala y el consumo energético local.
Existen líneas de financiación enmarcadas en el Programa Horizonte Europa de la Unión Europea. La última convocatoria se cerró el 17 de abril, aunque se prevé una nueva convocatoria para el último trimestre del año, que posiblemente permanecerá abierta hasta el cierre del primer cuatrimestre de 2025.
A este efecto, el Ministerio para la Transición ecológica y el Reto Demográfico también realizó el mes de abril una consulta pública previa de la Orden por la que se establecerán las bases reguladoras para las convocatorias de ayudas a proyectos de Valles o Clúster de Hidrógeno. Tiene por objetivo facilitar y acomodar a las necesidades y particularidades españolas la próxima convocatoria de fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Los Valles de Hidrógeno son el instrumento que permitirá y facilitará que la energía generada en un Estado sea perfectamente distribuida y aprovechada, vertebrando el territorio.
Como sociedad tenemos el reto de descarbonizarnos. Así lo necesita el planeta y así lo establecen los objetivos europeos que fijan como metas, reducir las emisiones un 55% en 2030 y alcanzar la neutralidad energética en 2050.
En este contexto, el hidrógeno ya no es un futurible, es una herramienta real y fundamental en el proceso de descarbonización que servirá de gran ayuda para alcanzar los objetivos, aunque el cumplimiento de los mismos es multifactorial. El hidrógeno verde contribuirá a descarbonizar la industria, pero también nuestros consumos energéticos residenciales.
Como es lógico, dada la inversión necesaria y el desarrollo técnico que se requiere, el sector industrial será el primero en aplicar las nuevas tecnologías del hidrógeno renovable, pero su uso se extenderá a la movilidad y a los hogares.
José A. Membiela, Ignis “Se necesita dinamismo en la planificación y garantías de acceso a la red en los núcleos industriales” |